Porcicultura

La porcicultura en Bolivia comenzó con sistemas de producción familiar y de traspatio, en espacios contiguos a las casas, con formas de producción tradicionales y para autoconsumo o dirigida esencialmente a mercados locales, y cuyos inicios se remontan a la época colonial.

La porcinocultura como actividad económica dirigida al mercado departamental y nacional comenzó a principios de los años 80 del siglo pasado. La producción abastecía principalmente los mercados de Santa Cruz, Cochabamba y Sucre.

A partir del año 2000, en el marco del “Plan continental para la Erradicación de la Peste Porcina Clásica”, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto con 19 países, entre ellos Bolivia y bajo la representación de la Asociación Nacional de Porcicultores de Bolivia (ANAPOR), aprobó la realización de un proyecto de asistencia técnica para implementar estrategias de control de la enfermedad. Cabe destacar que ADEPOR, como asociación departamental de porcicultores, estuvo presente en dicho evento.

En los años 90, el sector vio la necesidad de tecnificar la producción de carne de cerdo para obtener mayor producción, control sanitario en los procesos de crianza y alimentación y carne magra de mejor calidad. De esta manera el sector porcicultor realizó inversiones en maquinaria y genética.

A partir del año 2000, se inicia la importación de material genético para mejorar las razas, se mejoran los procesos de nutrición y surgen las casas comerciales de importadores de insumos para este sector. En 2008 se diversificaron los sistemas de producción, se expandió el mercado y se logró la industrialización de la carne de cerdo de granja. Para este año, las granjas o cabañas cruceñas con mayor antigüedad comenzaron con una producción de 200 a 300 madres, entre ellas destacan la Cabaña Agradece de Roberto Arce y la Granja de Paichanetú de Calixto Romero.

Los principales mercados para el consumo de carne de cerdo están en Santa Cruz, La Paz y Cochabamba.

La Porcicultura en Santa Cruz

La porcicultura en el departamento cruceño ha evolucionado notoriamente en los últimos años. El sector ha realizado grandes inversiones en infraestructura, manejo, sanidad y genética para conseguir una carne que además de ser deliciosa es saludable, por su bajo contenido en grasas y su alto valor nutricional.

Los cerdos en las granjas son criados con alimento balanceado y con núcleos de alta calidad genética; reciben cuidados sanitarios y controles veterinarios periódicos para asegurar la salud del animal y su óptimo crecimiento; crecen en granjas donde la limpieza se realiza varias veces al día y la reproducción de los porcinos se realiza de manera técnico – científica, con inseminación controlada y/o genética líquida.

Las medidas de bioseguridad dentro de las granjas son muy rigurosas para todo el personal -operarios, técnicos, veterinarios y administrativos-, mucho más para los visitantes debido a las normas establecidas para mantener el estatus sanitario.

ADEPOR viene desarrollando su plan estratégico para el fortalecimiento de la porcicultura en el departamento, en beneficio del sector y de la población en general. Las acciones de este plan están orientadas a coordinar con instituciones departamentales y nacionales la implementación del Programa de Peste Porcina Clásica (PPC) para su control y erradicación, además de la homologación de los protocolos sanitarios con los distintos países, a fin de preparar el camino hacia la exportación de productos porcícolas.

Desde hace tres años, ADEPOR lleva adelante una serie de acciones para incentivar el consumo de la carne porcina en Santa Cruz, lo que ha contribuido a incrementar el consumo per cápita de 3,5 kg a 7,5 kg.